Ayer volví a traspasar el misterio de sus ojos, tal vez es que fué muy pronto o tal vez nunca lo logré, le creía mi pasado y ayer me sirvió para ver la equivocación que cometí, la profundidad de un suspiro y sabiéndole como sos es increíble que tan pronto por el mismo error haya perdido la razón.
Tal vez no debería pensarle pero, ¡atrévase a decir que es mi culpa!, no lo es y lo sabe, veo el regocijo en su mirada, y apesar de todo mi voluntad está en la viciada.
¡Que pronto derdí la desesperanza! Hoy lo que antes me ayudó, me hunde más. ¿Quién me ayuda a respirar? ¿Quién que no tenga su olor? ¿Cómo lo saco de mi mente?
Y ahora resulta que es usted don Juan, y concuerdo con aquel cabellero y concuerdo con aquella dama cuando dicen que ese papel fue escrito para alguien como usted, y ahora he de citar las palabras que alguién más en el pasado al crear a alguien en mi estado inventó para expresar el sentimiento que esta noche su mirada volvió a crear.
Tal vez no debería pensarle pero, ¡atrévase a decir que es mi culpa!, no lo es y lo sabe, veo el regocijo en su mirada, y apesar de todo mi voluntad está en la viciada.
¡Que pronto derdí la desesperanza! Hoy lo que antes me ayudó, me hunde más. ¿Quién me ayuda a respirar? ¿Quién que no tenga su olor? ¿Cómo lo saco de mi mente?
Y ahora resulta que es usted don Juan, y concuerdo con aquel cabellero y concuerdo con aquella dama cuando dicen que ese papel fue escrito para alguien como usted, y ahora he de citar las palabras que alguién más en el pasado al crear a alguien en mi estado inventó para expresar el sentimiento que esta noche su mirada volvió a crear.
¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal, sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fasinadora,
su palabra seductora
y el amor que nego a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío
resistirte no esta ya;
yo voy a tí, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan!¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón
o ámame, porque te adoro.
un filtro infernal, sin duda,
que a rendiros os ayuda
la virtud de la mujer.
Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.
Tal vez Satán puso en vos
su vista fasinadora,
su palabra seductora
y el amor que nego a Dios.
¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
No, don Juan; en poder mío
resistirte no esta ya;
yo voy a tí, como va
sorbido al mar ese río.
Tu presencia me enajena,
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,
y tu aliento me envenena.
¡Don Juan!¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón
o ámame, porque te adoro.