sábado, 27 de febrero de 2010

Un error

Desde el primer momento en que te ví aquella mañana, vi lo que harías, creí saber lo que querías, y pensaba no darte el gusto, no pude evitarlo y mi corazón le ganó a mi razón. Destrosada, fuera de mi, repito una y otra vez que ya esta todo perdido, siento una mirada en mi nuca, giro la cabeza, y aquel par de ojos mirando mi reacción. Según yo, acababa de perder, y tenía que emparejar las cosas. Y lo hice.

Pero cuál sería mi sorpresa, cuándo al ver tu reacción entendí mi error, no estaba segura de cuál era pero me había equivocado al hacer lo que hice.

Dejaste de hacer lo que hacías y no lo volviste a hacer. Tus miradas que buscaban las mías y yo evitándolas por miedo.

Algún tiempo después, me encontraría sentada contra una pared con un teléfono en la oreja y lágrimas rodando por mis mejillas, un nudo en la garganta y la voz se entre corta, pero no me importa por primera vez que importa si quien esta del otro lado de la linea sabe que lloro...


- "Cuelga y azómate por tu ventana"- mi interlocutor mirando a mi ventana desde el otro lado de la acera y se acerca hablamos por la ventana y siguen corriendo las gotas de agua salada, pero sigue sin importarme.

Y entonces lo comprendo, me equivoqué más de lo que creí, te preocupabas por mi, y por eso dejaste de hacerlo, y más tarde no te enojaste, ni te entristeciste, te culpabas por haberme lastimado.

Y entonces llegamos al principio donde tenemos miedos absurdos que nos sujetan como dos cubos de concreto en los pies.

Y así clavados al piso nos mantenemos en nuestra zona de confort, pero ¿de qué sirve estar allí si no nos lleva a ningún lugar y ninguno está satisfecho con el lugar que ocupa ahora?

Sólo espero que cuando nos decidamos no sea demasiado tarde...


viernes, 19 de febrero de 2010

Chamarra roja y pants azul marino

Chamarra roja y pants azul marino, mis pasos tras los tuyos y por primera vez me olvidé de la distancia prudente, crucé la calle, caminé junto al camión, no podría soportar perder de vista tus pasos, miedo de que voltearas y me vieras a la mitad de mi osadía, pero por primera vez el miedo no me detiene y entonces acelero el paso, corro un poco y llego a una proximidad absurda aquella de la que uno no puede zafarse, sé que ya no hay marcha atrás.

Estiro la mano derecha y toco aquel hombro izquierdo, inhalo por última vez antes de ver ese par de ojos hermosos clavados en los míos, tus ojos se iluminan y ese brillo se funde con aquella mirada de sorpresa que refleja que soy la última persona que esperabas ver, pero que puedo decir también eres la última persona con la que pensaba que estaría. Te quitas el audífono que hasta en ese momento había ocupado su lugar del lado derecho.

—“Oye, quería hablar contigo”— sería lo primero que atinaría a decir, —“¿Quién eres?”— dices casi en broma, en mi cabeza cruza el pensamiento de que es increíble que lo preguntes pero mi boca se adelanta a esos pensamientos con un —“me llamo, Tere”— estiro la mano derecha y la tuya se estira también y estrecha la mía. —“Hace tiempo que quería hablar contigo, pero, bueno es bastante difícil hablarle por primera vez a alguien que no conoces ¿verdad?”— continuo mientras miro directamente tus pupilas, tú cara se transforma a un gesto cálido, empático y dices mientras asientes —“Sí”—, miro el cofre del coche que está más próximo a mí mientras me preparo para decir la parte más fuerte —“Te preguntarás ¿por qué quería hablar contigo?”— casi podría jurar que la esperanza se apoderó de tus ojos mientras asentías por segunda vez, —“Pues la verdad es que me gustas”— casi como si esperaras mi confesión pocos segundos después buscas mi mirada para terminar diciendo, —“¡Ah! Así, está bien”—, mi mente va rapidísimo porque es lo único que no esperaba que dijeras, y entonces comienzo a decir palabras sueltas sin sentido, balbucear, en mi cabeza cruza una idea, “Sí, claro, por supuesto que está bien” pero mis palabras están ahogadas en un sentimiento. Se crea un medio silencio que sólo se perturba por mi balbuceo hasta que tu vuelves a hablar —“Sabes, es que de verdad ya tengo que irme”—, —“Sí, sí está bien”—digo sin ninguna intención oculta de mantenerte a mi lado y tal vez esperando que todo terminara muy rápido porque cada segundo me pongo más nerviosa pero a la vez tu mirada me calma, —“Adiós”— dices mientras te acercas para darme un beso en el cachete.

Entonces yo giro sobre mi misma para salir de allí camino por la calle que antes me trajo a ti y lo hago con una velocidad constante pero tranquila, respiro profundo no volteo. Llegó afuera del lugar que me vio seguirte en un principio y entonces comienzo a pensar y pensar… hay tanto ahora que pensar…

sábado, 13 de febrero de 2010

Hoy No Me Puedo Levantar - Medley 1

Pasabas por allí no sé bien,
Que vibró dentro de mi,
Y sin pensar, me fuí detrás de tí.

La luna en tu melena me ayudo a
Seguir tus pasos por la acera.

El amargo del pomelo la resaca del alcohol,
Así me suena tu canción.

Yo soy uno de esos amantes,
Tan elegante como los de antes,
Que siempre llevan guantes.

Y siempre estoy rompiéndome la voz,
Cantando coplas bajo tu ventana,
Amor sal ya que este trobador,
Se esta asando de calor.

No controles mi forma de vestir,
Porque es total y a todo el mundo gusta,
No controles mi forma de mirar,
Porque es total y a todos enamora.

No controles mis vestidos,
No controles mis sentidos,
No controles mis vestidos, noooo!

Una nariz entre tus ojos,
Y entre un pulmón y otro pulmón,
El corazón y los congojos,
Todos en reunión.

Siempre los cariñitos,
me han parecido una mariconez,
Y ahora hablo contigo en diminutivo,
Con nombres de pastel.

Tú sin mas porque,
Tú que besame
Tú me tienes de furrier
De un roto de tu piel.

Tú y sin ti yo no
Tú y sin ti ya no
Tú me has hecho dividir
Y hoy yo se dice asi

Tú, tú y yo
Tú, tú y yo
Tú y yo
Tú y yo

Tú, tú y yo
Tú, tú y yo
Tú y yo
Tú y yo

Te busqué debajo del colchón
Y en el polvo de la habitación
Te busqué con un ordenador
Y con la antena del televisor

Te busqué en el corazón
Y ahí estabas tú en un rincón
Te busqué en el corazón
Y en silencio oi tu voz

Pasado el tiempo de admiración
Donde el respeto en cada mirada
Limaba el roce de vivir
Como en un cuento de pomada

Y Seco el tarro seco el humor
A cada beso una bofetada
Ya no me quieres como yo

El amargo del pomelo la resaca del alcohol
Asi me suena tu canción

....
María que necesitas que haga para que sepas que te quiero ...

...volar

que le pondran al amor
que sube sube sube sube
creciendo al compas del movimiento
marcandoooo

oh oh oh oh
oh oh oh oh
quiero estar junto a ti (x6)

Viernes 12 de febrero 2010

Te vi emprender camino, sabía a dónde ibas, pero, ¿acaso la vida me dejaba verte partir para no hacer nada?

Sin que pudiera detenerlos mis pies comenzaron a caminar, tu de un lado de la acera yo de la otra, entonces, la veo, y encuentro el pretexto perfecto para no caminar atrás de ti sin razón alguna...

Ella debe tomar otro rumbo (el contrario al que tú debes tomar), dudo, mi duda me lleva a una farmacia por un lapso de no más de diez segundos, mi cabeza se lo pregunta, ¿qué hago allí? ¿A quién trato de engañar? salgo de la farmacia y sigo tus pasos no sé qué voy a hacer, no sé qué diré sólo sé que no puedo quedarme donde estoy.

Llego a la taquilla me comunico a señas con la cajera por que hablo por teléfono con la que ignora la situación en que me encuentro, la mujer del otro lado del vidrio intenta explicarme algo pero no logro entenderle, mi cabeza está lejos de ella, en donde él espera aquel tren anaranjado, tomo los dos pesos que ella dejó caer junto con el pequeño pedazo de cartón blanco; doy la vuelta y veo el andén no puedo apartar mis ojos de él, y entonces siento el aire y oigo un tren acercándose no podría distinguir de qué lado viene veo un borrón naranja de izquierda a derecha y en un principio pienso que he tenido suerte y es el del otro lado y entonces acelero el paso al percatarme de mi error. Temo por lo que se que puede estar tan próximo a pasar.

Llego a los torniquetes lo único que me separa de lo que he esperado por meses y mi ubicación espacial actual, camino con seguridad y giro el torniquete, pero éste no gira, volteo a ver mi mano y para mi sorpresa aquel cartoncito que ahora debería de estar en las entrañas de aquella máquina continua siendo apretado por mis dedos introduzco el cartón giro el torniquete y acelero y entonces recuerdo mi promesa de esperarle en este andén y bajo la velocidad escucho el ruido que hacen las puertas cuando están a punto de cerrarse y finalmente el que hacen cuando se cierran. Mi expresión de derrota lo dice todo, y del otro lado de la ventana del vagón que tengo justo enfrente una cara familiar, que no es la tuya, se burla de mi infortuna.

Busco en el andén con la esperanza de que por alguna razón inexplicable sigas allí escaneo el andén de enfrente y nada. No tiene caso la tortura de seguir allí salgo y hablo con ella que no sabe y que no entiende, y le digo que olvide lo último que acordamos, salgo por pies de allí pero siento el peso de la gravedad en mis hombros, quisiera sentarme y auto compadecerme, pero sé que fue eso en un principio lo que me trajo hasta acá.

jueves, 11 de febrero de 2010

Sagesse

Sagesse por José Manuel Benitez Ariza
Si no llamo, a pesar del deseo de hacerlo
y de todas las justificaciones
por las que la llamada dejaría
de ser - eso me digo-

una torpe insistencia, una arriesgada
invitación a que esta soledad
no pueda sustentarse en el orgullo
o conformarse con saber

que en su reverso existe
la posibilidad de una tarde distinta
(pienso en otras, lejanas y es peor);
si no llamo puede ser

que les venga faltando
poder de convicción a mis excusas
o fuerza a mis deseos; y hasta puede
que empiece a perecerme confortable

este extraño silincio que preserva,
para consuelo de futuras tardes,
el recuerdo inexacto de una oscura.
poco satisfactoria dignidad.